«Una buena cocinera es como una hechicera que dispersa felicidad», decía Elsa Schiaparelli diseñadora de modas Italiana, quién vivió 83 años. Tuvo la dicha de no solo crear piezas únicas que hoy se exhiben en el Museo Metropolitano de Arte, sino que su vida sibarita, suapreciación por los lugares y la comida Europea, alimentaban su pensamiento mágico cuando habla de hechicería y felicidad para evocar la comida.
En Buenos Aires habitamos el país de hechiceríagourmet en lugares como:
Club Sueco, el resto está implantado en una iglesia sueca, en el barrio de San Telmo, dónde al traspasar la puertaperdes el sentido de la realidad. Estás inmerso en Escandinavia Las comidas típicas son acompañadas por vinos calientes especializados.
Nápoles, una pizzería con un clima y una atmósfera única, rodeado de antigüedades, ropa vintage y arte. Todocon un aire nostálgico de Italia en plena Avenida Caseros, enel barrio de Barracas.
Para el medio día, en plena city porteña está el Club Danés, en el piso doce del edificio Dinamarca. El club fue creado en 1964 y también funciona ahí su Embajada. Todoslos días el menú ofrece platos típicos y los clásicos open sándwich de Salmon y arenque (pescado noruego), con crema ácida y pepinos.
Niño Gordo, un lugar donde te sumergís en los sabores asiáticos en un ambiente kitch rojo total.
Y un clásico tradicional imperdible es la confiteríaSaint Moritz, fundada en 1959, en el barrio de Retiro que conservan el espíritu original del Buenos Aires glorioso de los años 50 y 60.
Si hablamos de hechicería, entre la comida y la moda,todos los sentidos se encuentran unidos a la orden de estos cinco lugares, que no pueden dejar de visitarse paradespertar de un viaje al mundo de los sentidos gourmet.
Macu Balcente
