Por Maria Teresa Morresi
Las telas hechizaron en todas las épocas y las civilizaciones. Los mercaderes, al llegar a palacios, ciudades, cortes, pueblos, valles y montañas generaban alboroto y ansiedad. La gente se maravillaba al abrir sus baúles y bolsones repletos de textiles fascinantes. El encantamiento por las telas no desapareció aunque cambió el estilo de venta y aparecieron las producciones industriales. Siguen siendo mágicas, envolventes en los cuerpos, confortables en la vida cotidiana y deslumbrantes a la hora de conquistar la vida misma y despertar el erotismo.
Más allá de sedas, algodones, terciopelos y brocatos que recorrían el mundo entre oriente y occidente, una de las fibras top, atrapante, es la de las vicuñas, pequeños camélidos oriundos de Sudamerica, la misma fibra que usaban los emperadores y los miembros de la realeza andina como si fueran joyas. Suaves, cremosas al tacto, hipoalergénicas, resistentes, abrigadas, finas, un saco de vicuña hoy puede costar hasta 35 000 euros.
La firma Ermenegildo Zegna, que desde 1910 abraza la calidad de las telas naturales y el lujo que representa cada una, decidió unirse a quienes protegen la cría y la sobrevivencia de las vicuñas ya que estuvieron en peligro de extinción, incluidas en el Libro Rojo del CITES -Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro-, por la caza furtiva y el mal trato que recibían durante las esquilas.
Lo hizo en Perú, el mayor productor-exportador de la fibra delgada llamada fibra de los dioses -mide 15 micrones de diámetro- al apoyar acciones gubernamentales de cría, esquila controlada y cuidada. Y lleva adelante el Proyecto Vicuña que integra el Consorcio Internacional de Vicuñas, incluido en su Programa Fibras Naturales de Zegna. Por otra parte, en los meses secos del invierno andino –julio y agosto- como el agua es escasa siendo esencial para quienes las cuidan y para la supervivencia de estos preciosos animales de ojos grandes y negros, realizaron instalaciones de agua en la comunidad de Picotaini de Puno -represas, pozos y más de 10 km de canales-.
Así como Zegna adquiere fibras bajo control, otra empresa italiana involucrada en la protección es Loro Piana. Cuenta con la Reserva Dr Franca Loro Piana en la Pampa Galeras en Ayacucho, también Perú.
Argentina integra el Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña firmado con Perú, Bolivia y Chile. Las estrategias aplicadas lograron la recuperación de los animales que viven a alturas que pueden superan los 4000 metros, se movilizan con gracias por todo tipo de terreno gracias a las almohadillas que tienen en sus patas. Protegidas por ley, es una de las cuatro especies de “auquénidos”, denominación popular de los camélidos de los Andes meridionales. A ellas se suman alpacas, llamas y guanacos.
En Catamarca, integrantes de la Asociación Tejedoras e Hilanderas de Belén, quienes en general heredan el oficio de abuelas y madres, trabajan los vellones con amor y refinamiento. De ahí surgió el chal que le regalaron a Michelle Obama.
Las vicuñas son camélidos silvestres que pesan entre 40 y 50 kg. Su color es beige o vicuña (marrón claro rojizo) en el lomo, blanco en la zona central y las patas, con variaciones dependiendo de las zonas geográficas donde habitan. Son asustadizas, inquietas y miden unos 80 centímetros. Se esquilan en forma controlada en una ceremonia que se denomina chaku la cual sigue la tradición incaica relatada por el Inca Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales. Desde hace siglos las protege Coquena, un ser mitológico benigno que deambula por los cerros.
Más datos sobre las vicuñas
La Dra. Bibiana Vilá es una científica argentina que estudió a las vicuñas desde el punto de vista de la ecología del comportamiento. Impulsa programas en el altiplano para integrarlas a un esquema sustentable de manejo productivo, incluyendo la recuperación de una técnica andina para lograr el objetivo.
Plan nacional de conservación y manejo de la vicuña