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¿Podemos aún salvar al Planeta Tierra?

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Por Manuel Fernández

Comienza otro año que agregaremos al calendario de nuestra vida, otro año que esta ya, lleno de incertidumbres. Todo ser humano, alberga una esperanza que lo amalgame con buenas situaciones y que lo aleje de toda posibilidad de sufrir algo relacionado con el dolor. Lo incierto, se instala como lo primero después que se ha cruzado el largo puente de un año más, y la idea de una felicidad más sustentable abarca nuestras esperanzas en el silencio de nuestros pensamientos. La marcada incertidumbre que nombramos primero está fundamentada en el caos mundial que se sufre en distintos lugares del globo, políticos, religiosos y geológicos acompañados de un cada vez más marcado cambio climático que se acelera con la falta de control de una humanidad irresponsable con sus continuos desechos que invaden la atmósfera ocasionando que el delicado equilibrio de la Naturaleza comience a tomar cartas en el asunto, reaccionando ante la agresión.

Ningún poder humano tiene carta libre en la Naturaleza para perpetuarse, los miles de años que ya han transcurrido del proceso de evolución humana deberían haber enseñado algo a nuestra especie, sin embargo, quedan al desnudo los fracasos políticos y religiosos en el mundo, cuando no enfrentándose en guerras por intereses puramente materiales o cuando no en guerras por creencias religiosas que terminan siempre dentro de esos intereses materiales ya sean, recursos naturales u otros tipos de recursos que el hombre considera valiosos. Si la Sabiduría enriquece el Alma del hombre, bien sabido es que la riqueza material envilece y empobrece el Alma del hombre, y esta pobreza se está convirtiendo en el mayor flagelo de nuestro actual ciclo y de allí la incertidumbre actual.

El consumismo humano ha convertido playas, corales, costas de ríos y lagos en inmensos basurales, y sus especies naturales sufriendo o desapareciendo como especie por esa razón, no hace mucho tiempo, se descubrieron unas inmensas islas que flotaban a la deriva en el mar, lo asombroso fue ver que estaban formadas por una cantidad enorme de basura casi toda derivada de plásticos y animales marinos muertos atrapados entre redes. Si, tenemos un serio problema de conducta e ignoramos que seremos víctimas inmediatas por no detenernos a tiempo, si nuestras esperanzas de vivir una felicidad sustentada en un mundo limpio, sin peligros de cruentas enfermedades, sin guerras que dividan a la humanidad, tal vez tengamos mejores oportunidades de realizar esos sueños de un mundo en paz, y para eso, es necesario que cada ser humano contribuya desde su propia iniciativa y comience una auto-educación para no agredir de ninguna manera el mundo que habita, ¿cómo responde la Naturaleza cuando el ser humano se alía con ella ? con belleza, y es notable como esa belleza inspira al ser humano atenuando su propia violencia, le trae calma y armonía interior. La disociación que tenemos con la Naturaleza y sus Leyes, sólo han traído al ser humano desasosiego y una inmensa soledad, tierras yermas, secas y estériles rodean su existencia. ¿Estamos a tiempo de producir un cambio favorable en el planeta para nuestro propio beneficio y de todas las especies que aún lo habitan? Si que lo estamos, pero reitero esto, la tarea comienza en cada humano que se hace responsable de su propio entorno, todo comienza como una pieza musical que un solo de violín con suaves acordes da inicio al agregado de cada vez más instrumentos musicales conformando una increíble orquesta  que invade al mundo con su maravillosa música. Para que algo sea música, debe tener armonías y en los actos humanos sucede lo mismo, para que algo se convierta en felicidad debe comenzar y expandirse en la armonía y es así como responde todo en la Naturaleza. Todo ser humano comienza un día, un mes o un año, con la esperanza de vivir experiencias mejores, todas dentro o cercanas a la felicidad, pero para eso hay que comenzar a ordenar el pequeño mundo en el cual se vive, porque no sucederá jamás ningún milagro para solucionar el drama de esta humanidad y sus despropósitos sino se hace nada o se vive esperando que los demás hagan o que suceda un milagro;  el único milagro genuino sucede cuando las acciones humanas, están en armonía con los Mandamientos éticos de su propia religión, y a su vez, que su ambición más elevada sea la de un mundo feliz, haciendo el esfuerzo constante para que esa felicidad se construya todos los días en armonía con los altos principios y propósitos éticos de la Naturaleza en cuyo corazón encontraremos siempre su principio Divino.

«Sólo en el Hombre, hay esperanzas para el Hombre»

 

Manuel Fernandez es Integrante del Centro de Estudios de la Teosofía Original

http://teosofiaoriginal.com.ar/