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La meditación como camino de sanación

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Por Manuel Fernández
Los  llamados tiempos modernos se han convertido en un caudal de exigencias que producen a su vez una gran presión en las personas. «La Lucha por la vida» desvía la atención del ser humano, hacia los intereses rudos del mundo material, tan competitivo y ajeno a la vida Armónica. El «Correr Hacia Ninguna Parte» es la existencia cotidiana donde el reloj se nos para enfrente de manera condicional y amenazadora, e increíblemente nunca llegamos a horario a ningún lado, la impuntualidad se torna un hábito y la máquina de originar estrés.
¿A qué llamamos mundo moderno? Desde que el hombre comienza a darle valor a cosas innecesarias, dio nacimiento a la competencia, ya sea comercial, de talentos o deportivas como los antiguos juegos Olímpicos Griegos, o tal vez podemos mencionar a antiquísimas culturas que dispusieron de una modernidad y tal vez una gran tecnología, la humanidad fue perdiendo el espacio para intentar ser feliz. La modernidad, es simplemente el avance continuo de la civilización en el que también, se van descubriendo por medios científicos la manera de extender la vida y conjuntamente los placeres. Todo avance tecnológico termina creando familias ausentes, y la cultura de los «Afectos Superiores» se convierte en una capacidad en extinción, el exceso de libertad se transforma en una cárcel en la vida de los jóvenes, y esas cárceles son el resultado de la enorme desorientación que padecen y sus vidas se precipitan por las oscuras pendientes de los vicios, de cuyo fondo quedan presos.
Muchos padres han perdido la capacidad de interactuar con sus hijos en medios Naturales, donde los bosques, playas, lagos o ríos tienen mucho que enseñar a los futuros jóvenes, y esa incapacidad, se puede observar cuando un padre, al ir con sus hijos a un bosque les da un hacha para «penetrar en la densa vegetación» o lo insta a subir a un árbol quebrando ramas, buscando una altura en una simia actitud, en vez de enseñarle al niño la importancia de contemplar el milagro de la Naturaleza verde en la cual él como niño y el bosque pueden formar parte de un Místico Paisaje y una expansión para esa comprimida alma.
La modernidad actual, en su arrollador proceso, descarnado e si piedad, va creando un oscuro futuro para toda esta caprichosa humanidad, y los países, se enfrentan competitivamente por un espacio en el que no hay cabida para la Religiosa Unión del Hombre con su Raíz Espiritual.
Sudamérica, se debate en el doloroso proceso de devastación de sus riquezas verdes y las de orden mineral, en el envenenamiento de las capas subterráneas de agua, y mil males más de orden político que llevarán a varios países a mas de veinte años para su restauración. No habrá «Hombres Milagros» en las políticas si quieren salvar a estos países y a sus sociedades, esa empinada cuesta, sólo podrá ser escalada por «Comunidades Políticas, Empresariales y por la Tronante voz de sus Pueblos» y no deberán mirar para atrás, so pena de quedar cristalizados en el pasado.
¿Existe una manera de aislarse de este fragor doloroso que produce, soledades, estrés, pánicos y malo, malísimos hábitos y una decadencia en la silente relación con el Alma?… Claro que si, ¿debemos volver a secuencias del pasado para recomponer nuestras vidas? no; para nada, el pasado ha sido consumido y el presente esta siendo consumido…entonces ¿cual es la vía de una solución o al menos de un comienzo en ella ?
Lo que si  es posible extraer del pasado es la sustancia que ese pasado dejó;  es la  Sabiduría sin tiempo, perpetua y siempre vigente de técnicas relacionadas al cultivo del control de nuestras instintivas pasiones, para transmutarlas en cualidades Intuitivas; las primeras hacen del hombre un ser reaccionario, sin embargo las cualidades Intuitivas, llevan al hombre a ser dueño de sus actos, o sea «acción inteligente favoreciendo el medio», y no como el hombre actual que se rige por reacción instintiva. Estas facultades reaccionarias y naturales en el hombre, no las salva el modernismo, sino que esas bajas pasiones lo pueden llevar por destinos muy lejanos del camino Virtuoso de la Intuición. ¿Cómo se desarrolla esta capacidad extraordinaria en el ser humano? Gautama Buddha, dejó hacen más de 2600 años, la formula científica para lograrlo y esa fórmula se llama simplemente Meditación, él dejó esta ciencia, para las humanidades futuras de manera ordenada y hoy se puede conocer esa disciplina de la Mente y a hombres y mujeres con una notable paz interior, aún entre lo mundanal de la sociedad humana y sus reactivas violencias. Enumeramos un montón de males notables de la sociedad humana, y sin embargo, una sola palabra puede cambiarlo todo y su brillante presencia disuelve toda la oscuridad de la violencia: Meditación.
Curar el alma
Curar el Alma es detenerse, es reflexionar, y modificar la mente competitiva. ¿Cómo? Aprendiendo a querernos. ¿Se han dado cuenta cómo se maltratan con la vida que llevan? «Nadie puede dar lo que no posee»…entonces ¿cómo alguien puede dar afectos genuinos si no los tiene incorporados ? además, tampoco, si es así, se está preparado para recibirlos… Bueno, podemos comenzar con cultivar cualidades positivas en el jardín de nuestro diario vivir, y eso que incorporemos lo podemos Dar, sin olvidar que el Gesto, dulcifica la vida de otros y enseña.
Observarse en que sólo la acción correcta da nobles resultados. Comprender que cada ser humano es nuestra familia, entender cómo estamos presos del Egoísmo, pero que nuestra Libertad está implícita en toda noble acción que favorezca toda vida. Y  sentir cómo somos capaces de derramar la dorada capa de Compasión sobre todo ser que sufre, comprender que nada es más valioso que una acción desinteresada, levantarse cada mañana agradeciendo ser parte del mundo, y recitando el más potente Mantra que dice así: «HOY ES EL DÍA MÁS FELIZ DE MI VIDA«
Increíblemente, meditar 15 minutos por la mañana y 15 por la tarde, hace nacer al hombre nuevo. Esta maravillosa práctica, puede mejorar cada vida, y pueden ayudar a cambiar al mundo humano. El verdadero paraíso en el Mundo y en lo Espiritual del Hombre, comienza en su practica meditativa y culmina siempre en una íntima relación con lo que llamamos Dios.
Por favor, y por un mundo mejor, medite… Intentarlo puede cambiar su vida y ayudar a crear un mundo mejor para todos.

Manuel Fernandez es Miembro del Centro de Estudios de la Teosofía Original

www.teosofiaoriginal.com.ar